lunes, 15 de febrero de 2010

Si el Alma Mater nos da la Espalda


He estado leyendo en varios blogs que a un estudiante de la Facultad de Periodismo de la Universidad de La Habana se le expulso condicionalmente de la misma por haber fundado un grupo "polemico" en Facebook. Este estudiante, Dario Alejandro Paulino Escobar, es fundador de un grupo en la red social llamado "Grupo de la Facultad de Comunicacion de la Universidad de la Habana," en el cual su gran delito fue hacer comentarios sobre reuniones de la UJC que se suponinan fueran privadas. Al leer esta noticia, de verdad que me he quedado abrumada. No es que ninguna de estas tacticas me sorprendan. Un gobierno que controla todos los aspectos de la vida comun debe mas que nada combatir fervientemente las opiniones que se salen de la linea. Tampoco me sorprende que se le haya tratado de expulsar de la Universidad por opinar, pues este mismo gobierno totalitario mantiene presos a cientos de individuos cuyo unico delito ha sido no callarse. Ademas, esta no es la primera vez que sucede algo asi; en Enero de este mismo anho se expulso a la estudiante Sayli Navarro de la Universidad de Matanzas por llevar a cabo actividades de periodismo independiente en la Isla.
Pero la excusa usada por la Facultad para expulsar condicionalmente al estudiante me ha dejado perpleja. Tal parece que las organizaciones comunistas de la Isla son parte de un culto secreto en el que las conversaciones que se establecen no deben salir de el lugar en el que ocurren. Tendran tan poca fe en la solidez de sus argumentos que temen que una simple red social los pueda destruir de un zarpazo?
Aqui empieza mi otra preocupacion. El otro dia hablaba con una amiga de como el control informativo del gobierno cubano es el mayor esclavo del pueblo, y como la esperanza de un cambio la llevamos nosotros: los que tenemos acceso a nuevos medios. Que si nos quedamos callados entonces si que se derrumban todas las esperanzas de una evolucion en Cuba hacia la libertad. Pero el otro axis del cambio esta en las manos de los jovenes curiosos que se han quedado en la Isla; esos que no se conforman con la dieta blanda que son el Granma y Juventud Rebelde; esos que buscan una manera de pensar alternativa y que tampoco temen expresarse. Si a estos los aplastan, si les niegan el derecho a formarse intelectualmente, entonces mi esperanza de una reforma tangible en mi tierra se apoca, se destinhe, y ya casi se apaga.

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