martes, 23 de febrero de 2010

Descansa en Paz



Tengo tantos sentimientos revueltos que no se por donde empezar. No quisiera empezar a redactar lo que le sucedio a Orlando Zapata Tamayo como lo haria friamente una que no ha vivido en carne propia las injusticias por las que el llevo a cabo su huelga de hambre. Lo quisiera hacer pensando en el dolor que le pudo haber causado a su madre su partida, lo quisiera hacer pensando en su voluntad inexorable. El era de los que creia en los derechos innatos de los hombres, en la libertad para expresarse, en la asociacion libre y en el poder de la voz del pueblo. Mientras los titulares del periodico Granma hoy anuncian la proxima visita de Lula a Cuba y destacan la necesidad de crear una Comunidad de Estados Latinoamericanos, la prensa nacional cubana no le regala ni siquiera unas letras a este ciudadano que lo perdio todo por sus ideas que se salian de la norma. No es que esto me sorprenda; me imagino que el gobierno cubano hara todo lo posible para que toda referencia a Zapata caiga en el olvido. El gobierno, aunque lleva manchadas sus manos de sangre, sabe que para mantenerse en el poder no le puede dar martires a la disidencia, ni tampoco le puede abrir los espacios de comunicacion masiva a los que se salen de su linea ideologica. Pero tenemos noticias para el gobierno- no nos vamos a callar esta vez.

Orlando Zapata jamas pidio ser martir. El simplemente quiso que su opinion individual se hiciera saber, y por eso no consumio nada solido por mas de 80 dias. El simplemente ayudo a compilar firmas para el proyecto Varela, un proyecto que mas tarde contribuyo al cambio de la Constitucion por la tirania castrista. El simplemente no se quedo callado, aun cuando estaba encarcelado por tener opiniones diferentes. Orlando Zapata Tamayo no pidio ser martir, pero su holocausto nos queda como otra muestra de como el espiritu cubano sigue vivo. El es uno mas que nos inspira, nos inspira a tener esperanza de que alzando la voz podremos llegar lejos, que nuestra palabras no siempre caen en el diluvio de los ecos.

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