Firmar un documento es un gesto inocente en casi todos los sitios de esta tierra. Es afirmar que se apoya una idea, un conjunto de clausulas con el puno de nuestra mano. Firmar un documento es apoyar una sentencia, una premisa o planteamiento, unir nuestra voz a la de nuestros iguales en una lucha pacifica que se vocifera sin miedo. Pero como cubana, mis experiencias con esta manera de dar a conocer mi forma de pensar siempre me han traido consecuencias indeseables.
Fue en el pre-universitario donde me percate por primera vez que lo de firmar documentos en Cuba era algo peligroso. Como estuve becada, y en la Lenin se nos imponian reglas disciplinarias bastante estrictas y al azar, uni mi firma a la de otros estudiantes para que dejaran a los varones crecerse el pelo. En aquellos tiempos yo era rockera y me atraian los muchachos que se parecian a Bono, Axl Rose y Kurt Cobain, por lo que me parecio logico pedirle a los directores de nuestra escuela que cambiaran el reglamento escolar y no forzaran a los varones a pelarse frecuentemente. Varios estudiantes de mi grupo firmaron la tal resolucion, en la cual planteabamos que el nivel intelectual de una persona no estaba relacionado con la apariencia fisica de esta, y que muchos de los heroes rebeldes de la Revolucion habian llevado el pelo largo en la Sierra, como argumentos para respaldar nuestra peticion. El hecho de que se hubiese escrito y firmado este documento que desafiaba la autoridad que se nos imponia, genero un gran problema. Varios profesores vinieron a hablar con nosotros, y nos explicaron entre otras cosas el peligro de firmar documentos que despues podrian ser utilizados para labores subversivas o contrarevolucionarias. Todo culmino con las hembras del grupo 30 afeitandole la cabeza a los varones, a manera de desafio, pues en ningun lugar del reglamento escolar se decia que se debia tener pelo en primer lugar. Todavia recuerdo con gran nostalgia aquellos dias en los que las cabezas de 15 o mas estudiantes de la escuela Lenin anduvieron lisas por los pasillos de mi unidad.
Las firmas recientes han sido en apoyo de causas mas profundas y por eso la polemica generada ha sido a mayor escala. Esta ultima vez en Cuba, tras firmar un documento apoyando la causa del periodista independiente Coco Farinas, no fui amenazada por el profesor de PMI (Preparacion Militar Integral) junto a mis otros companeros, sino que fui llamada a la estacion de policia.
Mi ultima firma no ha sido en un papel, pero no por eso ha dejado de tener un gran significado para mi; gracias a que no resido en Cuba, no espero mayores consecuencias en el futuro cercano. Hoy ya mas de 33,000 firmas se han compilado en el sitio http://orlandozapatatamayo.blogspot.com/ pidiendo la libertad de todos los presos politicos o presos de consciencia de Cuba. Muchos en el exilio y dentro del pais han unido sus voces para denunciar lo injusto que es encerrar a ciudadanos en la Isla por cometer el delito de pronunciar una opinion distinta. Desde lejos lo que mas se teme es que el gobierno de Cuba nos niegue el derecho de visitar la tierra en la que nacimos por no habernos quedado callados. Pero los que firmamos en la distancia, aunque no nos vamos a razurar la cabeza para mostrar nuestro choque con el status-quo, decimos, simplemente, que ya el gobierno totalitario de la Isla no nos puede seguir intimidando. Por eso el numero de firmas, lo quieran o no, seguira creciendo.
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